Por Luis Miranda
Una tarde de primavera, nos juntamos con Cris en el Costa Brava. Más que una entrevista formal con preguntas acartonadas y relamidas, le propuse que su nota para Vístete Local fuera una conversación distendida y relajada. Con una cerveza en mano y con Madonna (una de sus cantantes preferidas) de fondo, Cris Miranda contó su visión de la moda local, las diferencias de su generación con la de sus colegas más experimentados y de su papel como docente y formador de nuevas generaciones de diseñadores a sus cortos 27 años. Hace pocos días, había terminado su participación en el Redress Design Award, por lo que también fue un tema de conversación.
Cristián Miranda presentó su primera pasarela de la mano de VisteLaCalle y de ahí no paró. Son 5 años de transitar en la moda sustentable y de “entender la moda como un vehículo de cambio para el medio ambiente y la sociedad”. En este lustro, Cris ha logrado sobresalir y que su marca se gane un espacio dentro de la cada vez más competitiva industria de moda local.
-¿Te consideras parte de la nueva generación de la moda chilena?
No sé si me considero nuevo, porque llevo trabajando ya algunos años en esto, pero sí creo que comparto la idea de una industria de moda que queremos construir las personas más jóvenes: una industria que crezca a partir de la colaboración, no ser mezquino con el resto; construir, porque no tenemos nada.
-¿Qué otras características tiene esta nueva generación?
Primero, estamos todos conscientes de que el medio ambiente no aguanta más, así que estamos incorporando una arista de sostenibilidad medioambiental o social a nuestro trabajo. Lo que caracteriza esta generación es, centralmente, la colaboración, el generar redes y espacios para la moda y compartirlo con el resto. No tenemos una industria establecida, no tenemos una industria creativa si quiera, estamos creando desde la precariedad de lo que quedó luego de la dictadura y todos tenemos conciencia de eso.
-¿Qué características tenían las generaciones de diseñadores antiguos que ya no van con los más jóvenes?
Siento que antes se entendía mucho al diseñador como una especie de deidad, que por su creatividad podía hacer y deshacer a su gusto. Había mucha competencia, mucho de tirar para abajo a los colegas y de ‘no me quites mi oportunidad porque no hay más’. También estaba esto de querer imitar lo que pasaba en Europa, lo que pasaba en Estados Unidos. Estos últimos diez años, diría yo, se ha cambiado el switch hacia la colaboración, a mirar a tu compañero diseñador como una persona que está en tu mismo contexto, tratando de sacar adelante un proyecto con tus mismas dificultades. Que no encuentras buenas telas, que cuesta encontrar costureras, etc. Entender ese contexto ha hecho que las generaciones actuales estemos buscando colaborar y hacer amistades dentro de la industria para crear instancias colaborativas de diseño.
-¿Concordarías conmigo que la precariedad es algo que se repite en las antiguas y también nuevas generaciones?
Definitivamente. Creo que la precariedad es algo que define a la industria textil en Chile.
-¿Cómo es lidiar con eso? ¿No es cansador?
Es agotador. Yo agradezco cada vez que aparece un nuevo proyecto de diseño y pienso en lo increíble que se esté gestando algo a pesar de todas las adversidades que existen en este país, desde lo económico, el contexto social, cultural y de mercado. Es muy difícil hacer que un proyecto de diseño sea sostenible económicamente. Bajo mi criterio, eso es lo que hace que seas un diseñador consagrado o no: qué tan capaz eres de vivir de tu proyecto. Yo aún no consigo vivir de mi proyecto de diseño, sino de otras cosas que hago para poder sacar adelante mi marca, que nace de lo más profundo de mi corazón.
-¿Cómo ha sido la experiencia como académico de moda?
Gracias a Karina Vukovic que fue mi profesora en el año 2014 en la UNAB. Siempre he sido muy busquilla y muy mateo, trato de aprender y me apegué bastante a mis docentes. En la Universidad, me dieron una ayudantía para la cátedra de Karina, luego pasé por otras clases, hasta que me dieron mi ramo propio, que es un electivo que se llama “Estética Japonesa”.
-¿Qué enseñas, qué quieres traspasarle a tus alumnos?
Genero instancias de conocimiento que le sean interesantes. No voy a darles la cátedra en el sentido de que la estética japonesa es esto, esto y esto. No, la idea es ayudarlos a encontrar su identidad propia a través de la apreciación de la cultura pop japonesa, desde una perspectiva personal y migrante de lo que me tocó vivir mientras estuve allá. La idea es entender la apreciación de la cultura japonesa y no caer en la apropiación, que hemos visto tantas veces.
-¿Tu interés por la cultura japonesa viene de antes de que vivieras allá?
Desde muy chico, me encantaba el animé, la música, el idioma japonés y siempre estuvo ahí como una energía gravitante en mi quehacer y decidí en un momento ir a cachar qué era lo que estaba pasando allá, vivirlo en primera persona y conocer la industria creativa en Japón.
-¿Qué herramientas, además de lo estético, lograste rescatar para tu trabajo de tu estadía en Japón?
Creo que el ser consciente de mi mismo, de mi capacidad creativa y de gestar proyectos y de buscar hacer cosas en una cultura diametralmente opuesta a la nuestra, con un idioma que no entendía al principio. Ponerme a prueba de esa manera fue una forma de darme cuenta que después de eso podía hacer lo que se me ocurriera, me ayudó a ganar confianza.
Además de eso, me ayudó a ser empresario creativo, más que solo creativo. En algún momento logré trabajar en diseño allá y aprendí un poco del negocio de la moda. Antes de irme a Japón siempre me negué a eso, me decía un diseñador independiente y no tomaba atención a esas cosas.
-¿Concordarías conmigo de nuevo en que esa es otra de las cuestiones que es compartida por antiguas y nuevas generaciones: la poca visión de negocios de los diseñadores?
Definitivamente. Como estamos todos creando desde la precariedad, es muy entendible que nos volvamos medios punkies con el tema y que despotriquemos en contra del capitalismo, pero para poder vivir de la creatividad tienes que saber ser un empresario, mirar el mercado y actuar en consecuencia. Hay que ser más frio con el tema, ser cautelosos en lo económico y saber que el producto tiene que venderse finalmente.
-¿Y tus productos se están vendiendo?
Sí, poco, pero porque produzco poco. Mi proyecto de marca era generar piezas únicas, de muy baja escala, pero tenemos que ir hacia un futuro que sea escalable y reproducible.
-¿Cómo hacer escalable un negocio como el upcylcing, que en esencia apuesta a piezas únicas y modelos de negocio a pequeña escala?
Hay que ser muy inteligente con la forma que tú haces tu upcycling y entender la moda sostenible no solo desde la vereda de reutilizar telas, sino también utilizar telas de forma que no generen margen de desperdicio. Yo estoy super enfocado en el zero waste, que es crear no generando desperidicios y eso es más fácil de escalar.
-¿Cómo se gestó tu participación en el Redress Design Award 2022? Entiendo que es uno de los reconocimientos más importantes de la moda sustentable, ¿no?
Hace un par de años intenté participar y no quedé clasificado. Luego me fui a vivir a Japón, y lo que aprendí allá lo apliqué al proceso de selección de este año. Agarré todos los kimonos que me traje de Japón, los desarmé y reutilicé sin generar desperdicio. Lo llevé, les gustó, quedé entre los semifinalistas y luego pasé a la final. Tuve un montón de Master Class con expertos de la industria, gente con puestos en compañías muy relevantes, de los que aprendí mucho de marketing, de relaciones públicas y cómo poder vender un proyecto. También pude crear una red de contactos internacionales que me pueden ser de mucha utilidad.
-¿Crees que la formación en negocios de moda sigue siendo una falencia de la academia en Chile?
Es una falencia que está siendo atendida. También es una falencia que puede ser resuelta a través del interés del estudiante, en cómo se empodera de su propio proyecto de vida y es capaz de pararse y defender su idea frente a sus compradores.
-¿Los diseñadores independientes tienen algo que aprender del fast fashion?
Creo que el retail se está dando cuenta que el modelo no es infinito, que el modelo que plantean se va a acabar. Están todos haciendo greenwashing de moda circular. Hay que generar una simbiosis entre el retail y la moda independiente, donde el primero apañe la moda circular y a los diseñadores de autor de manera real. Hay que buscar instancias de encuentro.
-¿Qué se viene para Cris Miranda?
Se vienen nuevas pasarelas, nuevos productos. Por primera vez, voy a generar stock de prendas. Crecer. Estoy enfocado en convertir mi proyecto creativo en una empresa creativa, que permita generar más trabajos para otros diseñadores, para otras costureras. Me gustaría invitar a todos quienes quieran ser parte de este proyecto de vida que tengo, a que se acerquen.