Por Rosario Badilla.
“Ya está haciendo calor, hay que sacar la ropa de verano”, nos decía mi mamá cada vez que las chaquetas y los chalecos empezaban a ocupar espacio innecesario en nuestros clóset.
Era un ritual, un momento feliz y muy esperado. A comienzos del verano e invierno, con mis hermanas abríamos las cajas de plástico que habían estado varios meses guardadas en el entre techo y mientras sacaba mi ropa, con olor a guardado y algunas arrugas, pensaba que mucha de ella la había olvidado, se había borrado por completo de mi mente.
Por muchos años seguimos haciendo lo mismo y lo mantuve cuando me fui de mi casa. Era un acto que me hacía mucho sentido, ¿para qué quería chalecos en verano?
Pero hace un año, un día de enero en el que hacía mucho frío y los vestidos no eran la opción, leí en una red social algo así: “Es en estos días donde hace más sentido tener un clóset único y atemporal, tengo toda mi ropa en el mismo lugar”, y una mujer se mostraba con unos pantalones y un chaleco.
Al principio la cuestioné un poco, mi ritual de cada año me seguía pareciendo una buena idea. Pero se quedó dando vueltas en mi cabeza.
Luego empecé a relacionarme más con el mundo de la moda sustentable y con la idea de tener un clóset minimalista y atemporal. En ese momento fui con una amiga a una feria de moda local. Me probé un top con brillos. Me quedaba bien y me gustó, pero no me representaba por completo. Mi amiga me dijo, “yo creo que lo deberías llevar, no tienes muchas poleras de este tipo, para salir a fiestas”. Pero fue precisamente porque no era una prenda muy versátil que decidí no comprarlo.
La frase de mi amiga era cierta, nunca he sido una persona que tiene poleras con brillos o más producidas, por el contrario, mi ropa es básica y formal, ese es mi estilo. Pero independientemente de eso, igual puedo hacerme un look entretenido y producido con mis prendas de todos los días. Entender eso me hizo estar completamente de acuerdo con la mujer de la red social, mientras menos ropa tenga más innecesario será guardarla cuando cambie de estación.
“Yo trato con mis clientas de que toda la ropa del año quepa en el clóset. Cuando uno guarda la ropa que no usa, se le olvida lo que tiene y si en el verano empieza a hacer un poquito más de frío, en vez de ir a la bodega a buscarlo, termina comprando alguna cosa generalmente en el fast fashion”, cuenta Mariana Pattaro, consultora de estilo brasileña, fundadora de recloset.cl y la mujer de la red social.
Y para que toda nuestra ropa pueda caber en el clóset, es primordial saber seleccionar bien cada prenda que entra, necesitamos versatilidad y poder identificar lo que nos representa. “Es muy importante saber mirar nuestro clóset. Lo que tenemos ahí es nuestra historia y cuenta algo sobre una decisión de compra y una preferencia. Comodidad, tela, nostalgia, color, corte. Identificando lo que te representa es más posible eliminar los excesos”, cuenta Mariana. Además agrega que “cuando tienes puras prendas que amas y que te visten bien, terminas usando mucho más cada una y se va yendo la necesidad de tener más”.
Además de saber identificar nuestros gustos es muy importante la atemporalidad de la ropa que adquirimos. Un clóset atemporal significa tener prendas que no están marcadas necesariamente por una tendencia en particular. “La idea es tener cosas que van a seguir funcionando con tu estilo a lo largo del tiempo”, cuenta Mariana.
Tener un clóset atemporal y fijo hace que usemos más las prendas, ya que no las descartamos o regalamos porque no vayan con la temporada o porque nos cansamos de ellas, sino por desgaste. “Estoy dispuesta a pagar mucho más por una prenda que sé que usaré por muchos años, o mejor aún, que mi hija va a heredar o se la puedo regalar a una amiga y va a seguir siendo una prenda en buen estado”, dice Mariana.
Es todo un mecanismo distinto de pensar y consumir moda que tiene que ver con el slow fashion. Si compras ropa de temporada en el fast fashion sabes que la calidad no es buena y que te va a durar poco, entonces vas a querer pagar poco por ella y no te vas preocupar por darle más vida útil, porque sabes que la próxima temporada no te va a gustar.
Es muy importante aclarar que un clóset atemporal no tiene por qué ser el mismo para todas. “Yo no creo en ese concepto de las 10 cosas infaltables en un clóset; la camisa blanca, el jeans básico, el vestido negro, que es la ropa de estilo más minimalista y normalizada por todos”, agrega Mariana.
Esta frase fue completamente liberadora para mí, por mucho tiempo quería tener los infaltables de todo clóset minimalista, pensando que era un buena forma de consumir menos. Pero me di cuenta que nunca dejaba de comprar, la lista de must siempre iba creciendo y me hacía querer algo nuevo, que muchas veces ni siquiera me definía ni tenía que ver con mi estilo. Como el top con brillos, estuve a punto de agregar a mi clóset una prenda que estoy segura, iba a terminar olvidada en el fondo.
No es necesario uniformar a todas las personas, todo lo contrario. “Es clave identificar cuáles son las cosas que me diferencian y con esas características construir un clóset que cuando lo mire, me de lo mismo si está de moda o no, porque me representa, me queda cómodo y me hace reconocerme cuando me miro al espejo”, dice Mariana.
Para mí ha sido un camino lento y constante; cambiar ritos, desaprender hábitos, conocer mis gustos, todos los días tomo la decisión de una vida y un clóset más sustentable, reconociendo que siempre hay compras que pude haber evitado y celebrando las veces que tomé buenas decisiones.
Ese bikini verde ya salió de mi cabeza, no lo necesito, no lo necesito, no lo necesito.