EN MEDIO DEL SILENCIO, lo que importa es la forma y el color, el lienzo es accesorio.

Tengo esta intuición que tras este mundo sensible existe una realidad inexpresada donde todas las formas y todos los colores son posibles. Esa que el TAO describe como el NO SER y desde la cual, como si de un gran cazo se tratase, extraemos – pensamos que aleatoriamente- todo lo que existe.

Confío en que nuestra capacidad de proyectar, en el mundo material lo inmaterial y que llamamos imaginación, proviene de nuestra intuición y tiene una dirección aunque no seamos conscientes de ello.

Me gusta creer que a través del Shibori logro develar formas y colores que dan lugar a experiencias sensibles extraídas de ese gran cazo; formas y colores que manifiestan una energía y que, al sintonizar con la propia, la reconocemos bella. Me gusta pensar que cada uno de mis pañuelos desenmascara un pequeño universo. Por eso cada una de mis piezas es distinta. No sigo reglas. Adoro la sorpresa tras la reserva desestructurada fruto del irrepetible momento. Como si se tratase de una prenda que en otro tiempo y espacio siempre estuvo destinada a su dueño, un regalo de forma misteriosa que se ofrece y me usa de instrumento. Porque la forma tras los límites del mundo sensible siempre se manifiesta dadas las condiciones adecuadas.

ANUDO, es un vínculo, un NUDO entre el mundo sensible y lo que nos une más allá, el Pañuelo es un lienzo donde dadas las condiciones adecuadas se expresan los colores nunca antes expresados y las formas que no han visto antes el límite; yo solo un medio idealmente silente, ocioso, minimalista para permitir que ese lugar más allá de la forma y el color se muestre. Lo cierto es que no puede evitar hacerlo, lo hace todo el tiempo, a cada instante, en cada momento, solo debemos guardar silencio para entenderlo.

“No es necesario que salgas de casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, quédate completamente solo y en silencio. El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar, no puede dejar de hacerlo, se prosternará extático a tus pies.”

Franz Kafka